En
la Habana Vieja, en pleno corazón de la ciudad, se encuentra la Casa
de la Poesía de La Habana. Hasta allí nos dirigimos, siguiendo el
consejo de Roly, para encontrarnos con la gran poeta cubana Yanelis
Encinosa. Pero, además de poder conocerla y conversar con ella,
también tuvimos la ocasión de conocer a gente bonita como Alejandra
Ferrer o Sinesio, que nos regalaron su amistad y su arte (guardaré
siempre en la memoria ese momento en el que Sinesio nos recitó un
poema acompañándose con una calimba, ese extraño instrumento
musical; o la amabilidad de Alejandra mostrándonos los entresijos de
la Casa de la Poesía y aquellos curiosos libros cartoneros).
Y gracias a todos ellos, además, nos
llevamos una selecta lista con los datos de contacto de poetas y
editores a lo largo de toda la isla... pero eso lo dejo para las
siguientes crónicas cubanas. Ahora, centrémonos en Yanelys.
Yanelys
Encinosa nació en Bejucal, La Habana, en 1983. Es poeta, ensayista,
promotora y crítica literaria. Actualmente dirige la Casa de la
Poesía de la Habana, institución que realiza innumerables esfuerzos
por proteger, difundir y poner en valor la poesía, tanto cubana como
universal. Se trata de un lugar mágico, un espacio en el que hasta
las sillas están cargadas de poesía. Cada una de ellas está
dedicada a un premio nacional de poesía de Cuba, serigrafiada con
sus nombres y algunos versos.
Yanelys
ha obtenido diversos reconocimientos por su obra poética, y ha
publicado, entre otros textos, el poemario “Del diario de Eva y
otras prehistorias” (Ediciones Unión, 2008), por el que obtuvo el
Premio David de Poesía 2007. A continuación podéis leer una
muestra de su trabajo y de su potente voz:
GÉNESIS
Y vio Dios que todo cuanto había hecho era bueno
Gn. 1
Tus manos temblaron al conjurar el polvo
dolor de conocer los futuros extravíos
de la voz nació cada forma
y asentiste satisfecho
todo en su lugar
y era bueno
faltaba la criatura última
perfecta
arriesgaste en mi frente el árbol
apostaste por mi libertad
y la semejanza
en mí
la mayor dignidad
ostentar tu amor
tras las consecuencias.
EL SÉPTIMO DÍA
Dios conoció mi insomnio
sonrió como si esperara desde siempre mi necesidad
y dijo
hágase
abrió mis carnes
junto a la costilla
señaló lo más valioso
multiplicó
exhalé agradecida
vi que todo cuanto había hecho
es bueno.
LA CULPA
Adán la vio primero
incitó
insistió
a la llegada de Dios no quise culparlo
pensé que en el útimo momento
de ser preciso
él diría la verdad
le miré a los ojos
cuando Dios lanzó la pregunta
Y vio Dios que todo cuanto había hecho era bueno
Gn. 1
Tus manos temblaron al conjurar el polvo
dolor de conocer los futuros extravíos
de la voz nació cada forma
y asentiste satisfecho
todo en su lugar
y era bueno
faltaba la criatura última
perfecta
arriesgaste en mi frente el árbol
apostaste por mi libertad
y la semejanza
en mí
la mayor dignidad
ostentar tu amor
tras las consecuencias.
EL SÉPTIMO DÍA
Dios conoció mi insomnio
sonrió como si esperara desde siempre mi necesidad
y dijo
hágase
abrió mis carnes
junto a la costilla
señaló lo más valioso
multiplicó
exhalé agradecida
vi que todo cuanto había hecho
es bueno.
LA CULPA
Adán la vio primero
incitó
insistió
a la llegada de Dios no quise culparlo
pensé que en el útimo momento
de ser preciso
él diría la verdad
le miré a los ojos
cuando Dios lanzó la pregunta
intuí
el peligro
me sentí desnuda
el índice de Adán se levantó contra mí
Dios no es tonto
y conoce muy bien a sus hijos
pero siempre nos ha dejado elegir
nos miró con tristeza
e impartió justicia
al final
fue mejor así
él no hubiera soportado.
EL TRIUNFO
Entonces no entendí
los renglones torcidos
asumí la culpa
como quien acepta insólita en el patíbulo
pero Dios escribe recto
y se hizo justicia
el dolor trasciende
de mí el primer latido
el primer aliento
la primera luz
descubrí tras el martirio el trofeo
el lauro de la creación
a imagen y semejanza
en la inocencia nacida de mi vientre
se restauró la gloria que habíamos perdido.
ADÁN
Puedo marcar un nombre en tu frente
como quien sella el futuro
mirarte a los ojos
disimular cuánto he entregado
para ver elevarse del polvo
el preciado regalo
divino antídoto de mi antigua soledad
puedo enfrentar el peligro de disfrutarte
olvidar tus descuidos de criatura reciente
mientras resguardo la quietud en el descanso de tus párpados
incluso
sonreír indulgente cuando presumas de cierta primacía
como una madre que perdona
las nimiedades del hijo
y le corrige las ínfulas en el amor
no lo esperes todo
debo callarme cuánto he cedido
y asumir el riesgo
no he de revelar
cuánto
si hubiera sido preciso
en lugar de la costilla.
ISLA
La isla me levanta el peso
el peso de la isla es mayor
pero igual
yo soy la isla
o una parte
o una isla de tierra firme
el continente
el contenido
el ente del contén
centro de la periferia
deudor del (a)islamiento
me abraza
me asume
me consume
hasta pretender contenerle
penetro en la isla y me penetra
me trasciende el aislamiento
y me contiene hasta desaislarme
para rendirme
y redimirse
todo fluye
salvo yo y el agua de la isla
seguimos siendo el mismo río
océano
que fluye hacia adentro
la isla y yo
nos miramos al espejo
delineamos los contornos
los entornos
y los contrastes
y nos mudamos la piel
como si todo cambiara
la isla
su continente
y yo
pero ella sigue levantándome el peso de su abrazo
y yo aún no aprendo a contenerle el suyo.
LA CONQUISTA DEL FUEGO
No había otra forma de inventar la luz
noche cerrada
amenazaba el frío
en la caverna tiritaban las sombras
una danza de fieras se acompasaba
en cerco
ya cerca
hambre
dentro y fuera de las piedras
temblaban
aquellas entrarán en cualquier momento
una sola basta para saciar
la vida o la muerte
la oscuridad decidirá
la pelea
fuera
rabia fauces
dentro
miedo silencio
apretaron los cuerpos
frotaron
se fundieron
la primera chispa.
ATENEA MEDIANTE
Aún soy ánfora
vacía
me han guardado al mejor premio
y mía ha de ser la gloria de saciar al vencedor
Atenea descansa en mi vientre
mi elegancia y el peplo de la diosa
peligran de idéntica languidez
la fragilidad de mi textura aguarda el gran final
y la vigilia desespera el golpe de aceite
apresúrate atleta
no flaquees en el salto.
el índice de Adán se levantó contra mí
Dios no es tonto
y conoce muy bien a sus hijos
pero siempre nos ha dejado elegir
nos miró con tristeza
e impartió justicia
al final
fue mejor así
él no hubiera soportado.
EL TRIUNFO
Entonces no entendí
los renglones torcidos
asumí la culpa
como quien acepta insólita en el patíbulo
pero Dios escribe recto
y se hizo justicia
el dolor trasciende
de mí el primer latido
el primer aliento
la primera luz
descubrí tras el martirio el trofeo
el lauro de la creación
a imagen y semejanza
en la inocencia nacida de mi vientre
se restauró la gloria que habíamos perdido.
ADÁN
Puedo marcar un nombre en tu frente
como quien sella el futuro
mirarte a los ojos
disimular cuánto he entregado
para ver elevarse del polvo
el preciado regalo
divino antídoto de mi antigua soledad
puedo enfrentar el peligro de disfrutarte
olvidar tus descuidos de criatura reciente
mientras resguardo la quietud en el descanso de tus párpados
incluso
sonreír indulgente cuando presumas de cierta primacía
como una madre que perdona
las nimiedades del hijo
y le corrige las ínfulas en el amor
no lo esperes todo
debo callarme cuánto he cedido
y asumir el riesgo
no he de revelar
cuánto
si hubiera sido preciso
en lugar de la costilla.
ISLA
La isla me levanta el peso
el peso de la isla es mayor
pero igual
yo soy la isla
o una parte
o una isla de tierra firme
el continente
el contenido
el ente del contén
centro de la periferia
deudor del (a)islamiento
me abraza
me asume
me consume
hasta pretender contenerle
penetro en la isla y me penetra
me trasciende el aislamiento
y me contiene hasta desaislarme
para rendirme
y redimirse
todo fluye
salvo yo y el agua de la isla
seguimos siendo el mismo río
océano
que fluye hacia adentro
la isla y yo
nos miramos al espejo
delineamos los contornos
los entornos
y los contrastes
y nos mudamos la piel
como si todo cambiara
la isla
su continente
y yo
pero ella sigue levantándome el peso de su abrazo
y yo aún no aprendo a contenerle el suyo.
LA CONQUISTA DEL FUEGO
No había otra forma de inventar la luz
noche cerrada
amenazaba el frío
en la caverna tiritaban las sombras
una danza de fieras se acompasaba
en cerco
ya cerca
hambre
dentro y fuera de las piedras
temblaban
aquellas entrarán en cualquier momento
una sola basta para saciar
la vida o la muerte
la oscuridad decidirá
la pelea
fuera
rabia fauces
dentro
miedo silencio
apretaron los cuerpos
frotaron
se fundieron
la primera chispa.
ATENEA MEDIANTE
Aún soy ánfora
vacía
me han guardado al mejor premio
y mía ha de ser la gloria de saciar al vencedor
Atenea descansa en mi vientre
mi elegancia y el peplo de la diosa
peligran de idéntica languidez
la fragilidad de mi textura aguarda el gran final
y la vigilia desespera el golpe de aceite
apresúrate atleta
no flaquees en el salto.